Actualizado 26/04/2021 12:55

Implicar a la familia en la educación es siempre una buena decisión

La implicación de la familia en la vida académica es siempre un valor positivo en la educación de los hijos.
La implicación de la familia en la vida académica es siempre un valor positivo - ISTOCK

La familia es uno de los elementos que ejerce una mayor influencia en la vida de las personas. De hecho, es el primer núcleo en el que cualquier individuo empieza a desarrollarse y de los pocos que sigue junto a él a lo largo de la vida. A la vera de los padres los más pequeños empiezan a conocer el mundo y a interiorizar valores, así como formas de entender la vida.

La influencia de la familia se deja ver en distintas esferas que incluso alcanzan a la educación. La implicación de los integrantes de un hogar es de vita importancia en el desarrollo estudiantil de los niños. Tal y como explican los responsables del Observatorio Social de la Caixa los efectos son notables, en especial en lo que se refiere al fomento de la autonomía y responsabilidad de los alumnos.

Familias en el proceso educativo

No es la primera vez que se analiza el efecto de la implicación familiar en el proceso educativo. Otros trabajos ya han detectado que los hijos de familias más activas en la vida académica presentan mejores resultados escolares y un mejor desarrollo en las destrezas que se vinculan al éxito, como pueden ser el vocabulario, velocidad, comprensión lectora o competencias matemáticas.

Más allá de estos resultados, la implicación familiar presenta otros efectos deseables como una mejora del autoconcepto de los alumnos, una mayor motivación y eleva las expectativas académicas en los niños. También es notable cómo gracias a este factor, los niños tienen una mejor comprensión de sus tareas y presentan una mayor capacidad de planificación y autorregulación, así como una actitud más positiva hacia la escuela.

Además, la implicación familiar permite un mejor conocimiento del centro escolar por parte de los padres, facilitando la convivencia y evitando la presencia de conductas disruptivas así como un descenso en los niveles de absentismo. Resultados que se repiten en distintas edades y etapas educativas, dando como resultado que aquellos que se vuelcan en la educación de sus hijos consiguen grandes beneficios.

Estilo de implicación

Por supuesto, no todas las familias se implican de igual manera. Podría definirse este concepto, genéricamente, como "la capacitad para motivar académicamente a los hijos, transmitiéndoles altas expectativas, planificando su futuro académico y enfatizando la utilidad de las tareas escolares". También podría entenderse como la participación en la escuela, traduciéndose en la asistencia a evento y reuniones, y colaboración con el centro.

Por otro lado, los expertos del Observatorio Social de La Caixa señalan un tercer significado: implicación familiar en el hogar, a través de la garantía de medios para el estudio y recursos de apoyo al estudio, ayuda parental en los deberes y una comunicación sobre los acontecimientos escolares cotidianos. Un concepto que se discute por su compleja relación con el rendimiento académico.

De esta forma, se podría distinguir dos estilos o perfiles de implicación familiar en las tareas escolares: uno más comunicativo o indirecto, y otro más directo y controlador. Los hogares en los que se presentaba la primera categoría, mantienen con sus hijos conversaciones sobre la escuela en donde se aprecian una gran variedad de temas: técnicas y hábitos de estudio, relaciones personales y motivaciones hacia el estudio.

En la segunda categoría, familias controladoras, las interacciones eran más limitadas y centraban sus acciones en la ayuda, supervisión y control de los deberes escolares. Este estilo no crea un ambiente propicio para el aprendizaje que pueda traducirse en un efecto positivo en el rendimiento académico de los más pequeños de la casa.

Por tanto, un estilo en el que se fomenta la autonomía y la responsabilidad de alumnado es el más eficaz, ya que de esta forma se potencia la autonomía en los deberes, presentando mejores tasas de realización y resultados que los hijos de familias más intervencionistas.

Damián Montero

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