El pudor de los niños
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Las primeras muestras o situaciones en las que los niños pueden sentir el pudor se producen cuando les empezamos a quitar el pañal, comienzan a ir al baño solos y tienen necesidad de cerrar la puerta para sentirse más cómodos, es decir, de 3 a 5 años. Muchas veces, este tipo de actitudes nos sorprenden, y nos preguntamos cómo siendo tan pequeños tienen ya vergüenza.

Sin embargo, es comprensible y hay que entender que, a pesar de ser pequeños, empiezan a sentir pudor. A partir de manifestaciones de este tipo es cuando tenemos que ser conscientes de que, independientemente de la edad, el pudor existe y hay que respetarlo.

Poco a poco, los niños irán reclamando su intimidad y necesitando espacios para ellos solos. Es importante proporcionarles esos espacios y ayudarles a que se sientan cómodos con su propia intimidad, dejando de lado la idea de que porque seamos sus padres y nos necesiten para muchas cosas tengamos que estar presentes con ellos en casi todo.

La necesidad de intimidad de los niños

Sin embargo, hay algunos niños que no tienen esa necesidad de intimidad y es importante transmitirles que cada persona tiene sus momentos de privacidad. En estos casos debemos proporcionarles situaciones específicas para que puedan aprender a vivir esa intimidad y ser más pudorosos. Generalmente, este tipo de niños no tienen problema en desnudarse o mostrar su cuerpo a los demás. Esto puede considerarse una conducta natural, pero no por eso debemos dejarles que la lleven a cabo cómo y dónde quiera. Tampoco coartarles de tal manera que vean el hecho de desnudarse como algo antinatural.

Para evitar tabúes, es bueno proporcionarles un clima de confianza en el que ellos se sientan cómodos con su propio cuerpo y consigo mismos dentro del seno familiar, pero no así en otros entornos más amplios: colegio, calle, etc.

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Ideas que ayudan a educar el pudor

Estas son algunas pautas básicas que podemos transmitir a nuestros hijos a la hora de educarles en el pudor:

-   Tener cierto pudor demuestra que lo importante está en el interior de uno mismo, no tanto en el exterior.

-   Tienen que reservar algo que es suyo y muy íntimo para quien ellos quieran. Tienen que elegir bien a quién se lo van a mostrar, una vez que sean adultos.

-   La falta de pudor lleva a la despersonalización.

-   Deben cuidar el modo de vestir. Debemos enseñarles que no podemos vestir de cualquier manera. A la hora de vestirnos podemos ocultar o reservar nuestra propia intimidad. Detrás de cada estilo hay un modo de ser y una personalidad.

-   Los padres debemos ofrecer una buena educación afectiva y un buen desarrollo de la misma.

La intimidad de los padres y los temas tabú

Actualmente, se habla del pudor como un concepto retrógrado. Esta aceptación negativa viene dada porque ha habido muchos tabúes sobre sexualidad y es un tema que se ha limitado mucho. Sin tener que llegar a esos extremos o sin llegar a ser tan radical, es importante educar a los niños en este sentido para que sepan respetarse a sí mismos y pedir ese respeto a los demás.

Es importante que seamos nosotros los primeros en transmitirles que necesitamos una intimidad para aspectos de higiene como ir al baño, ducharnos o vestirnos y que esa intimidad debe ser respetada. Los niños están tan acostumbrados a estar con nosotros constantemente que llega un momento que nosotros mismos perdemos nuestra intimidad y eso es lo que ellos aprenden. No entienden que necesitemos nuestros propios espacios, por lo tanto, si pretendemos educar en el pudor, debemos marcar en qué momento necesitamos nuestro "territorio", explicárselo y pedirles ese respeto.

Por otro lado, para que entiendan que ellos también pueden y deben tener su propio pudor, es importante dejarles disfrutar de sí mismos, de su intimidad y proporcionarles esos espacios: un tiempo para bañarse solos, enseñarles a ir al baño solos, que puedan vestirse y desvestirse sin presencia de otros miembros de la familia...

Conchita Requero
Asesora: María Campo Martínez. Directora Centros Educativos Kimba

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