Así son los padres tigre, estrictos.
Así son los padres tigre, estrictos. - ISTOCK

La obsesión desatada a finales del siglo pasado por que los hijos estuvieran cada vez mejor preparados académicamente, derivó en un modelo de paternidad, los llamados "padres tigre", extraordinariamente competitivos respecto a las capacidades de sus hijos y muy poco preocupados por una sana socialización.

A los seis años ya asisten a clases de chino, el idioma del futuro. Las compaginan con yoga, que fomenta su concentración, y las completan con tenis, un deporte completo que les ayuda a canalizar su competitividad. Son los hijos de los llamados "padres tigre", un nuevo tipo de hiperpaternidad.

En este caso no son niños mimados ni hiperprotegidos. Al contrario, están sometidos a férreas disciplinas y a horarios muy estrictos que les permitan cumplir con todos los objetivos propuestos. Los niveles de exigencia son muy elevados y estos niños desarrollarán destrezas para alcanzar las expectativas previstas. Pero no tendrán tiempo de socializar, uno de los elementos más importantes para que, al llegar a su etapa adulta, sepan desenvolverse en el mundo que les espera.

Ambientes familiares llenos de estrés

El origen del término "padres tigre" viene de una novela. Lo acuñó por primera vez una escritora china, Amy Chua, haciendo referencia a las madres, a las ’tiger mom'. En su novela, titulada 'Battle Hymn of the Tiger Mom' (Himno de Batalla de la Madre Tigre), la escritora habla, entre otras cosas, de cómo la educación que ha recibido de su madre ha influido directamente en cómo ella educa a sus hijas. "Sus niñas no pueden ver televisión ni jugar con la computadora. No salen a jugar con otros niños de su edad ni se quedan a dormir en casa de amigas".

¿Este estilo de crianza es positivo para los hijos? Concretamente, un estudio liderado por la investigadora española Almudena Sevilla y publicado por el Queen Mary University of London, sugiere que los "padres tigre" crean ambientes familiares llenos de estrés lo que hace que tanto ellos como sus hijos sean extremadamente infelices. Este resultado hace pensar que el estilo de crianza de los padres tigre no es tan beneficioso como ellos creen.

El estudio, que está enfocado en madres de Estados Unidos, revela que las madres con el nivel educativo más alto son las más proclives a convertirse en "madres tigre". Su afán competitivo les lleva a que sus hijos se involucren en muchas actividades extraescolares de cara a un futuro exitoso. Por otra parte, el estudio ha encontrado infelicidad en estos hogares, incluso cuando los niños no están en casa.

Aunque el fenómeno de los "padres tigre" está más vinculado a las madres, los padres son también responsables de este tipo de educación y crianza cuando para ellos el éxito de sus hijos prima sobre todas las cosas.

El éxito académico: objetivo de los padres 'tigre'

Los "padres tigre" fomentan el crecimiento exponencial de sus hijos en el terreno académico. Son chicos preparados por encima de la media, con enorme capacidad de esfuerzo y un alto grado de responsabilidad. Sin embargo, esos mismos padres que les permiten triunfar en lo académico, les impiden crecer en el terreno personal. No lo hacen a propósito, sencillamente no disponen del tiempo suficiente para dedicarse a los juegos propios de la infancia y a las actividades habituales de la adolescencia que les permiten compartir la vida con los demás y aprender a comportarse en sociedad.

Aunque buena parte de las pautas de comportamiento que tienen nuestros hijos derivan de lo que han aprendido en el hogar, el grupo de iguales es imprescindible en todas las sociedades para interiorizar qué se espera de nosotros en cada situación.

Los niños que tienen pocas oportunidades de jugar de manera libre con otros niños suelen encontrar muy complicada la relación con sus iguales. Así, por ejemplo, les cuesta mucho ceder ante el juego elegido por los demás o participar en la elección conjunta de un juego. Están tan acostumbrados a hacer su vida de manera independiente que no consiguen adaptarse al resto de su entorno.

Además, como son niños y adolescentes acostumbrados a triunfar en las áreas en las que más trabajan (obtienen muy buenas calificaciones en el aula, entrenan por encima de la media en los deportes, practican más el instrumento que el resto), les resulta muy difícil enfrentarse a una situación que sienten que no controlan. Por ejemplo, aunque son capaces de enfrentarse a conocimientos extraordinarios para su edad, no consiguen sumarse a un juego que es nuevo para ellos porque solo se sienten seguros en ámbitos que tienen bajo control.

Son niños que no saben jugar en grupos grandes, solo con otra persona, y adolescentes que no comparten aficiones típicas de su edad, como juegos de mesa, en línea o deportes de equipo.

Alicia Gadea

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