Es verano, vacaciones, y relajamos costumbres. Normal, hay que descansar y desconectar. Pero ojo con dar barra libre de teléfonos móviles, porque les hacemos un flaco favor.
No podemos olvidar lo fácil que es que se enganchen. Y tampoco debemos olvidar que no les hace ningún daño que les pongamos límites.
La idea es establecer desde el principio unas normas claras, ofrecerles alternativas, vigilar de vez en cuando y ser su mejor ejemplo.
Pensamos antes de actuar. Le damos vueltas a la educación, nos formamos y dialogamos, establecemos límites y, lo demás, será mucho más sencillo.
1 Pon horarios, aunque estemos de vacaciones.
La vida es más relajada y a lo mejor podemos dejar un rato más de pantallas. Pero todo limitado, controlado y explicado previamente para que conozcan las normas.
2 El móvil sólo se usa cuando estamos en zona común.
Nada de encerrarse en un cuarto y pasarse las horas perdiendo el tiempo de vídeo en vídeo. No se trata de que vigilemos todo, sino de que no tengan nada que ocultar.
3 Por las noches, el móvil fuera de la habitación.
Los fabricantes de móviles y proveedores de contenidos saben que por la noche tenemos menos fuerza de voluntad. Evitemos la tentación y el problema.
4 Desayunos, comidas, cenas: en la mesa, cero móviles.
Nunca tenemos los móviles encima de la mesa porque si no, la tentación es grande y perdemos la oportunidad de hablar con los que queremos. Así “hacemos familia”.
5 El aburrimiento es bueno: no le tengas miedo.
El verano está para divertirse, descansar y también para aburrirse. Si el móvil ocupa su tiempo disponible, no buscarán actividades alternativas.
6 Haz propuestas en casa para que se entretengan.
Enséñales ese juego de cartas de tu infancia, aficiónalos a guisar contigo, ayúdales a descubrir sus dotes artísticas o de jardinería. Así descubrirán un ocio sano.
7 El móvil sirve para hablar: tienen que contestarnos.
Nos tienen que contar sus planes, contestar cuando llamamos o escribimos, estar atentos a lo que les digamos. Si el móvil no sirve para cuidar de los demás, no sirve.
8 Nosotros también dejamos el móvil: somos su ejemplo.
Su ejemplo, su mejor ejemplo, y no podemos ser un mal ejemplo. Así que tienen que vernos dejar el teléfono y usarlo lo menos posible para imitarnos.
María Solano Altaba