Solidaridad en Navidad
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La Navidad es un tiempo mágico para los niños, ellos disfrutan como nunca, pero también con frecuencia tienden a centrarse en sí mismos. Son conscientes de que van a recibir muchos regalos: de los abuelos, los padrinos, el día de Reyes, etc. Puede ocurrir que el niño esté demasiado pendiente de lo que va a recibir y se olvide por completo de lo que tiene que dar a los demás.

Por eso, se presenta una buena oportunidad para enseñarles a ser solidarios e inculcarles la generosidad, una virtud que aunque hay que enseñárseles durante todo el año, y que ahora encuentra aquí un buen espacio para estar presente.

Educar la generosidad en los niños

Así, los niños pueden ser generosos no sólo con dinero, o compartiendo los juguetes con sus hermanos. La Navidad es un tiempo propicio para las visitas a familiares enfermos, ancianos de asilos que están olvidados por sus familias, orfanatos, etc., dedicando tiempo con generosidad a hacer compañía a otros.

Y es que pensar en los demás, sobre todo, en las personas más desfavorecidas, en riesgo de exclusión social o en los refugiados y ponerse en contacto con alguna de las asociaciones que sin ánimo de lucro pueden enviarles ayuda, es una excelente idea para compatir y enseñar solidaridad a los niños.

No es difícil participar en este tipo de actividades solidarias: hay organizaciones con las que se puede colaborar para hacer visitas o donar alimentos y otros bienes materiales a quienes pasan grandes penurias y necesidades. Tan sólo hay que animarse a participar junto con los hijos y ser conscientes de la gran lección que estarán recibiendo. No sólo vivirán la alegría y satisfacción que supone el mejorar la vida de otras personas, sino que también valorarán más lo que tienen.

Solidaridad en Navidad

Así, una buena ayuda, aunque parezca demasiado usada y reusada, puede consistir en añadir la muletilla "porque es Navidad" cuando se exige algo a los hijos. No sólo se puede usar en casa al darles algo, sino que puede salir en otras reuniones familiares o al dar una limosna. Puede servir incluso para perdonar a sus hermanos cuando le hacen trastadas. Quizá tu hijo aprenda así a desprenderse de sí mismo y de sus cosas. Y la Navidad parece un tiempo muy propicio para ello.

Navidad, un tiempo para la familia

Cómo no, estos días se prestan a reforzar los lazos familiares con parientes a los que ves menos por razones de distancia, falta de tiempo u otros motivos. A veces tendrás que hacer algún viaje a otra provincia distinta de la tuya. Pero la familia bien vale unos días de traslado familiar. Alojarte en casa de algún pariente puede enseñar a tu hijo a saber cuidar las cosas de la casa. Principalmente porque no son suyas.

Además, tendrán que amoldarse a los gustos y costumbres de sus abuelos, tíos o primos. Eso ayuda a que los chicos y chicas se olviden un poco de sus preferencias y será bueno que les expliques que hay que descubrir el placer de hacerlo pasar bien a los demás. Además, no dudes en pedir a tu hijo que sea cariñoso con sus familiares, y que traten de contarles lo que les ocurre en el colegio, cómo se lo pasan con sus amigos, qué planes han hecho con sus padres y hermanos últimamente y aquello que le haya gustado.

Se trata de que estrechen lazos con estos parientes a los que no ven tanto y no los tienen tan presentes. Otra buena idea es que los niños lleven algún regalito a sus abuelos o tíos en forma de un bonito dibujo o manualidad que se les dé bien. A ellos les encantará realizarlo y entregarlo para agradar a quién lo vaya a recibir.
  
María Lucea
Asesora: María Cervera. Orientadora Familiar. Psicopedagoga

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