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Cuando los hijos dicen «no te quiero»

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Cómo empatizar con los adolescentes

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Fomentar el vínculo de amor con los hijos es una de las mejores decisiones que pueden tomar los padres en casa. Especialmente al ver cómo los más pequeños responden a este cariño del mismo modo y brindan su afecto en el día a día. Por eso duele, en algunas ocasiones, escuchar cómo los niños responden «no te quiero» o «te odio«. ¿Significa esto que se ha fracasado en la labor de educación?

Sal Severe explica en su libro «How to behave so your children will, too!» que no hay que preocuparse por una falta de cariño por parte de los hijos. Este psicólogo señala que esta es una forma más de provocar una reacción de los padres cuando no se han salido con la suya. Una actitud similar a las rabietas pero que trata de hacer que a través de la manipulación de sentimientos, se obtenga lo que se quiere.

Mantener la calma

Severe explica que es normal que cuando un hijo manifieste su rechazo emocional y diga «te odio», el corazón de los padres pueda experimentar un vuelco y producirse una sensación de angustia. Sin embargo, el psicólogo recuerda la necesidad de mantener la calma y recapacitar sobre la situación. De hecho, estos momentos son una gran ocasión para educar a los niños y a los ya no tan niños:

– Educar para los sentimientos. Quizás sencillamente el niño no sepa lo que siente, en lugar de decir «estoy enfadado» confunda sus emociones y vea en los padres un enemigo al que odiar, aunque exista un cariño hacia él. Hay que enseñar al pequeño a diferenciar para no desorientarse.

– Dar más opciones opciones. Ante el enfado en el que se dice que se odia a los padres, estos pueden reaccionar ofreciendo alternativas y sugiriendo el diálogo al pleno rechazo y apelando al raciocinio, especialmente en la madurez.

– Entender que son niños que no son capaces de comprender el alcance de sus «armas», un pequeño no puede entender el peligro que puede tener decir estas frases. Por eso nunca hay que tenerlos en serio.

– No responder del mismo modo ni entrar en el juego de su provocación el pequeño.

– Solicitar una disculpa. Es imprescindible que el niño entienda que lo que ha hecho está mal y por ello debe pedir perdón por el daño causado.



La rebeldía adolescente

Estas sensaciones se incrementan especialmente en la adolescencia, etapa en la que los más pequeños dejan de serlo, se preparan para ser adultos y experimentan distintos cambios entre los que se presentan el rechazo a la figura paternal. Ante estas situaciones, los padres deben saber reaccionar:

– Aceptar la rebeldía es como normal en la adolescencia y demostrar desprecio por la autoridad también es parte del proceso hacia la adultez. Incluso hay que aprovecharlo como oportunidad para acercarse más al hijo y tratar de solucionar toda duda que se le presente en esta etapa de cambios.

– Prepararse. La adolescencia llega y por ello desde que son pequeños, hay que poner límites y recordar a los niños quien es la autoridad en casa de forma que al aparecer esta rebeldía haya ya un camino recorrido.

– Actuar con determinación. Por mucho que pueda dolor la rebeldía y el rechazo del adolescente, hay que recordar que se está actuando por su bien.

– La misión de todo padre es educar y no ser el amigo de su hijo, inculcar un buen comportamiento. Eso conlleva en ocasiones ser el «malo de la película».

– Ser claros. A estas edades los hijos ya entienden todo, por lo que no hay que andarse con rodeos a la hora de hablar con ellos.

Damián Montero

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