La enoclofobia hace que los niños tengan miedo a las multitudes
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Pasar tiempo en la calle es una actividad muy placentera. Ver tiendas, ir al cine, ir a un bar en compañía de amigos o familia. Todas estas actividades sirven para salir de las cuatro paredes y distraer la mente. Sin embargo, en algunas ocasiones las personas pueden verse abrumadas al pasear por zonas como centros comerciales o calles con gran presencia de viandantes.

Es la presencia de tantas personas la que termina por agobiar a estos individuos. Es el caso de aquellos que tienen enoclofobia, el miedo que tienen algunos a las multitudes y a las aglomeraciones. Una situación que puede provocar cambios en el ritmo de vida de aquellos que padecen estos terrores.

Qué es la enoclofobia

La enoclofobia es el miedo que tienen muchas personas a los lugares abarrotados de personas y en los que creen que pueden sufrir numerosos accidentes como ser pisoteados por los viandantes, contraer una enfermedad mortal, o en el caso de los niños perderse y nunca ser encontrados por sus padres. Los niveles de esta fobia son varios y pueden pasar de una simple congoja a situaciones más graves.

Aquellos con altos niveles de enoclofobia sufren ataques de ansiedad ante la idea de caminar entre una multitud. Dolor en el pecho, taquicardia, náuseas o mareos son algunos de los síntomas en los que se traduce este miedo y que hacen que estos individuos prefieran quedarse en sus casas a pisar la calle, evitando lugares en donde puedan encontrarse con muchas personas.

En el caso de los niños la enoclofobia puede presentarse como un temor a acudir al colegio ya que en estos centros se encontrarán con muchas personas. Una situación que puede afectar a su rendimiento académico ya que la sensación de angustia que provoca en ellos este miedo puede terminar por ponerlos enfermos. Para evitar que los más pequeños se vean afectados por estos terrores, será necesario acudir a un especialista para que dicte un tratamiento.

Origen y tratamiento

Al igual que todas las fobias, hablar de un origen concreto y único es muy difícil. Los especialistas señalan como los habituales el componente genético y la timidez. Aquellas personas con más dificultad para relacionarse pueden terminar generando enoclofobia al preferir la falsa comodidad del hogar a salir a la calle y relacionarse con estas personas.

Si se observa que el niño presenta problemas a la hora de salir a la calle o siente ansiedad al acudir a centros comerciales es importante acudir al médico. Será él quien juzgue si es necesario derivarlo a un especialista para que juzgue si se está ante un caso de enoclofobia o no.

El tratamiento suele ser gradual, y en función de la gravedad pueden recetarse algunos fármacos para el control de la ansiedad. Desde casa, se puede ayudar del siguiente modo:

- Llevar al niño a parques en los que no suela haber demasiadas personas. Que poco a poco vaya sintiéndose cómodo entre pequeños grupos. Poco a poco se podrá probar a ir a zonas con más gente.

- Antes de entrar en zonas que posiblemente agobien al niño, como por ejemplo el colegio, se debe enseñar al pequeño a realizar la respiración diafragmática y otras técnicas de relajación.

- Ayudar a que se sienta más relajado al salir a la calle, como por ejemplo poner música relajante en el coche antes de ir al centro comercial o regalarle un dispositivo de reproducción para que oiga estas melodías.

- Mantener visitas a un especialista que profundice en los orígenes de este miedo y ataje la enoclofobia de raíz.

Damián Montero

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