¿A Partir De Cuándo La Falta De Autonomía De Los Niños Es Un Problema En El Colegio?
¿A partir de cuándo la falta de autonomía en el colegio es un problema? - ISTOCK 

Acudir al colegio en medio de la pandemia de coronavirus se ha convertido en un auténtico ejercicio de autonomía para muchos niños. Mientras que algunos van al cole un día sí y otro no, otros van una semana sí y otra no. Y eso, ¿qué consecuencias tiene? Que son los alumnos los que tienen la responsabilidad de seguir sus clases online en casa y hacer sus tareas de forma autónoma.

Por eso, muchos padres se preguntan, ¿a partir de qué edad los niños son autónomos? Sobre la capacidad de autonomía escolar en los alumnos la experiencia es la siguiente: en Primero y Segundo de Primaria casi ningún niño es autónomo. La mayoría hacen el trabajo con su madre o con otra persona. En Tercero de Primaria, algunos chicos ya se manejan con soltura y solo necesitan una ligera supervisión; de todas formas, la mayoría requiere todavía bastante atención por parte de los adultos que supervisan su trabajo.

A partir de Tercero es lógico que vayan adquiriendo autonomía. Los porcentajes de alumnos autónomos se van incrementando, hasta llegar a Sexto de Primaria donde el chico que no lo es tiene un problema que debe de solucionar.

Cómo detectar el problema de la falta de autonomía

Es preciso determinar primero si lo que nos planteamos a nivel de autonomía es un problema o una cuestión normal a su edad, teniendo en cuenta la distribución de tiempo de trabajo y estudio escalonado por cursos. Como es obvio, esto depende mucho de cada colegio; por tanto, lo primero a determinar es saber qué pautas siguen en el Centro escolar de tu hijo.

Un segundo paso es saber qué pasa con la mayoría de los chicos. Por ejemplo, es normal que en Segundo de Primaria no sepan muy bien qué palabras entran en la prueba de vocabulario de inglés y algunas madres acaban llamando a casa de un chico más autónomo para preguntarlo. De hecho, lo lógico es que no sean exámenes en sentido estricto y que la nota de la asignatura apenas dependa del trabajo extraescolar. Pero quizás ya en Tercero no sea así y alguno de sus profesores cuente con que hay un tiempo de trabajo y estudio en casa por lo que será necesario que lo sepa la familia.

Hay centros que mandan una carta semanal a las casas indicando el trabajo establecido para cada día de esa semana. Este sistema facilita mucho el seguimiento y evita depender de la madurez del alumno para acordarse a tomar nota (madurez que puede tener o no). Cada vez es más frecuente que en la página Web del Colegio, o por otros sistemas, la familia esté en condiciones de saber que tiene que hacer su hijo cada día. Coincide además que los chicos que más necesitan ese trabajo en casa suelen ser los más inmaduros y, por tanto, los que menos autonomía tienen para acordarse de lo que se manda para casa. Es lógico por tanto, que en Tercero haya un sistema mixto entre la responsabilidad personal del alumno y la información del colegio a las familias.

A partir de Cuarto sí se debe esperar que el alumno haya desarrollado el sentido de responsabilidad para saber qué debe de hacer. Unos son autónomos y otros no, por tanto conviene seguir con el sistema mixto, pero pidiendo en casa a los chicos cada vez mayor autonomía.

En Sexto, el asunto debe de estar solucionado. No podemos esperar que en Secundaria la familia tenga que seguir el trabajo del chico paso a paso. Normalmente a esas edades ni los colegios facilitan sistemas auxiliares a los padres, ni calendario de exámenes, etc. La familia cuyo hijo no tenga autonomía tendrá que recurrir a compañeros de clase más responsables.

Por tanto, podríamos concluir que a partir de Tercero comienza la autonomía y al concluir Sexto de Primaria deben de ser autónomos.

Si tu hijo es autónomo antes de Tercero eres un afortunado, si no es autónomo al llegar a Sexto vas a tener que pensar en medios extraordinarios para seguir de cerca el trabajo escolar de tu hijo.

Cómo conseguir que los niños ganen en autonomía

Lo más sencillo es que tu hijo se acostumbre a seguir las mismas pautas todos los días. Podría ser la siguiente:

1. Llegar a casa y cambiarse de ropa, merendar, quince minutos de juego o televisión, y a continuación el tiempo de trabajo previsto según su edad, curso y necesidades. Este horario lógicamente tendrá variaciones: unos días será la clase de alemán o de tenis..., depende de las múltiples circunstancias que concurran en cada caso. De todas formas, un mínimo de orden es necesario para no acabar a las diez y media de la noche haciendo los deberes del día siguiente.

2. Si el colegio facilita el tipo de trabajo a realizar, basta determinar el tiempo que su hijo necesita dedicar y preverlo en función del día de la semana en que nos encontremos y el plan de actividades previsto para esas jornadas. Si a tu hijo no le mandan nada en el colegio, es aconsejable que dedique unos minutos diarios a la lectura y al cálculo numérico.

3. A partir de Tercero de Primaria puedes intentar que tu hijo apunte en una agenda el trabajo y estudio previstos para casa. Deberás enseñarle a manejarla y a seguir siempre el mismo criterio: si el trabajo se apunta en el día en el que se manda o en el día en el que se va a exigir; es preferible esto último. 

Aunque tu hijo se acuerde de memoria lo que hay para cada día, es bueno que se acostumbre a usar la agenda tanto en las clases presenciales como en las clases online.

Mejor todavía si el profesor facilita esas pautas haciendo que todos saquen la agenda, dicte lo que tienen que escribir y mande guardarla en la mochila que se va a llevar a casa. La insistencia de la madre o del padre en pedir la agenda todos los días hará que el chico acabe incorporando esta costumbre a su vida escolar. Sólo en casos excepcionales de madurez y autonomía se puede prescindir de esta herramienta o de otras similares que tengan previstas en el colegio de su hijo.

Educar en la responsabilidad y el orden

Para introducir a los niños en las ventajas de mantener un orden y ser ordenado, hay que apelar a su sentido de la responsabilidad y para ello: 

-  Lo ideal es hacerlo cuanto antes, para que apenas tengan los padres que preocuparse de lo que mandan para casa a su hijo. Él no solo se organiza para estudiar cada día, sino que prevé con antelación la preparación de los exámenes o la fecha de entrega de un trabajo. Él se organiza con tiempo y sabe resolver sus problemas. Si eso va unido a las buenas notas los padres casi no tienen de qué preocuparse de esas facetas.

- Si vuestro hijo pierde el tiempo, se debe pensar en alguna ocupación que lo enriquezca culturalmente: música, idiomas, plan de lectura, etc.

- Si os encontráis en esta última situación, debéis pensar en qué estadio se encuentra vuestro hijo y si es el natural a su edad. Ver hasta dónde se le puede exigir y concretar pequeñas metas con él para que vaya ganando en responsabilidad y autonomía.

- Estas pequeñas metas pueden ir acompañadas de refuerzos mediante premios y castigos. Si es el caso, debéis pedir ayuda al colegio para que su hijo no salga de él sin el material escolar necesario. Puede ser un tema interesante para tratar en la tutoría.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: José Manuel Mañú Noáin. Director Técnico del Colegio Gaztelueta

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