Actualizado 10/08/2020 12:59

El liderazgo en el aula, clave para la motivación de los alumnos

El liderazgo del profesional educativo como herramienta para estimular el aprendizaje de los más pequeños.
El liderazgo del profesional educativo como herramienta para estimular el aprendizaje de los más pequeños. - ISTOCK
El liderazgo del profesional educativo como herramienta para estimular el aprendizaje. - ISTOCK

La motivación es una herramienta imprescindible en el progreso de cualquier alumno. Gracias a ella los estudiantes tienen un motivo para alcanzar sus objetivos académicos. La clave es encontrar fórmulas para ofrecerles esta esta estimulación que termine por hacer que las buenas notas aparezcan en cada boletín de calificaciones y en cada resultado de examen.

Ahora, un nuevo estudio de la Universidad Camilo José Cela demuestra que la capacidad de liderazgo de los profesores tiene una relación directa con la motivación de sus alumnos. Una nueva vía para poder establecer una nueva estrategia de educación que asegure una mejora en la calidad de la enseñanza que termine redundando en mejores notas.

Liderazgo y estimulación del aprendizaje

Según los datos presentados por el estudio Liderazgo de la dirección y feedback formativo, realizad por la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela, la forma de liderazgo que más impacto tiene sobre los resultados de los alumnos. La mala noticia es que escasamente se pone en práctica entre los directores de los centros escolares, con solo un 17,6% de los casos.

Las conclusiones del estudio demuestran que el liderazgo de la dirección en las escuelas es un elemento crítico de mejora educativa y una oportunidad para que en cada centro se pongan en práctica políticas educativas que mejoren el rendimiento de los alumnos. La práctica estas técnicas se traducen en asegurar un entorno ordenado y alentador. De hecho esta es la fórmula más frecuente entre los directores encuestados y se da en un 77,1% de los casos.

Según la evidencia de esta investigación, la dimensión del liderazgo que tiene menor impacto en el rendimiento escolar; la de 'planificar, coordinar y evaluar la enseñanza y el currículo', herramienta que se pone en práctica en un 32% de los centros. Además, se ha podido establecer en este estudio empíricamente, por primera vez en España, la intensidad de la asociación entre calidad del liderazgo y los resultados de los alumnos, que ha resultado ser de un 20%.

En cuanto a las recomendaciones, la investigación propone profundizar en la profesionalización de la función directiva en los centros públicos; promover un liderazgo integrado de la dirección, tanto pedagógico como transformacional (basado en las personas); promover estrategias de liderazgo pedagógico adaptadas a la educación secundaria; impulsar la formación permanente; impulsar, recopilar y difundir las mejores prácticas de liderazgo escolar disponibles mediante plataformas digitales; apoyar el asociacionismo profesional de los directores escolares; recuperar la figura del Administrador para atender la creciente burocracia administrativa de los centros públicos de Secundaria; e introducir una mayor flexibilidad en la regulación de los procesos de designación de director en los centros públicos con el fin de aprovechar todo el potencial compensatorio del liderazgo de la dirección.

Mejorar la motivación del alumno

El liderazgo en el centro escolar no es la única manera de potenciar la motivación del alumno. Desde la Universidad Internacional de Valencia se brindan los siguientes consejos para este fin:

- Ceder protagonismo a los alumnos. Aunque no se pueden prescindir las clases donde el profesor se limite a exponer sus teorías, conceptos, análisis y conclusiones, lo más recomendable es hacer a los alumnos muy partícipes de la clase. Los alumnos tienen que poder preguntar y opinar si ningún miedo, ni sentirse cohibidos. Un feedback activo, donde todos, en la medida de sus posibilidades, puedan aportar algo hará las aulas mucho más amenas, interesantes y provechosas.

- Evitar dar demasiada importancia a las evaluaciones. Además de evitar la ansiedad y una competencia excesiva entre compañeros, los alumnos que estudian con el único objetivo de sacar buenas notas, además de ser más fácil que pierdan la motivación en algún momento, no disfrutan del placer de aprender por el mero hecho de hacerlo e incluso por diversión.

- Trasladar la propia motivación a los estudiantes. La motivación también se contagia. Por este motivo, una estrategia muy eficaz es que el profesor comunique su propio interés por la materia a los alumnos. Los alumnos deben detectar la pasión de un profesor por la asignatura, pero también su desgana o falta de interés.

Damián Montero

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