Actualizado 22/06/2022 11:31

Niños hipocondríacos, trucos para que evitar su obsesión por la salud

El arte de ser pacientes
El arte de ser pacientes - ISTOCK

Preocuparse por la salud es algo que todos hacemos. Pero hay que saber diferenciar entre el mostrar interés por el bienestar y vivir en constante estado de alarma por lo que pudiera ocurrir. Pensar que cualquier cosa es capaz de causar daño o provocar una enfermedad es la situación que viven las personas con hipocondría y que altera su ritmo de vida.

En el caso de los niños incluso puede hacer que no se desarrollen de forma adecuada ya que estos pueden dejar de lado actividades como el juego o la práctica de algunas actividades físicas por culpa de su hipocondría. Además, la hipocondría provoca en los pequeños un estrés atípico en su edad y que desde luego debe ser controlado para evitar que la ansiedad se apodere de ellos.

Cómo es un niño con hipocondría

Desde la Real Academia de la Lengua Española, se define la hipocondría como "Afección caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza habitual y preocupación constante y angustiosa por la salud". Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, OMS, también incide en el hecho de que la persona con este problema vive en un constante estado de preocupación por lo que le pueda ocurrir a su salud.

De ambas definiciones se extrae que la persona hipocondríaca es alguien que vive en constante preocupación por su estado de salud aun cuando no exista un peligro grave para ellos. Desde el Child Mind Institute se indican estos síntomas para determinar si un niño:

- Constante preocupación por su estado de salud y pensamiento de que cualquier cosa puede provocarle un daño, algo que le hace vivir en un estado de ansiedad permanente.

- Temor a situaciones que no corresponden un peligro real, como por ejemplo jugar en el parque por miedo a una infección.

- Cambios demasiado grandes en su estado de ánimo.

- Autorevisiones de su estado de salud y vigilancia de posibles anomalías que indiquen enfermedad, incluso invención de síntomas.

- Invención de dolencias o excesiva atención a síntomas que no responden a nada.

Cómo ayudar al niño hipocondríaco

Todos estos síntomas hacen vivir al niño en una situación de constante estrés que para nada le beneficia. De los padres depende poder ayudarle para remediar su situación. Estos son algunos consejos que se dan desde el Child Mind Institute para este fin:

- No provocar situaciones que le puedan hacer sentir inseguro o que le causen algún tipo de dolor. No hay que recurrir al viejo tópico de "el miedo se supera pasando miedo".

- Dar importancia a sus dolencias pero sin pasarse. Un catarro debe ser tratado y porque el niño sea hipocondríaco no hay que menospreciar sus síntomas, aunque sin elevarlos a un nivel que no corresponde.

- Apostar por la comunicación, en el ejemplo del catarro hay que recordarle la última vez que atravesó uno y lo rápido que se curó del mismo sin mayor relevancia.

- Comprobar si detrás de la hipocondría no se esconde algún motivo más ya que en algunos casos la invención de enfermedad puede ocultar un miedo a acudir al colegio por un caso de acoso escolar. Para ello nada mejor que investigar las situaciones en las que este comportamiento se manifiesta: antes de un viaje, en las mañanas de la jornada escolar o en la noche de antes.

- Animar poco a poco a que se atreva con lo que le da miedo. De forma paulatina los padres deben asegurarse que su hijo juegue en el parque y compruebe por él mismo que nada le ocurrirá con estas actividades o cualquier otra que antes le aterrorizaba.

- Si la ansiedad hace que el niño altere su ritmo diario, lo mejor es acudir a un especialista para que inicie un tratamiento.

Damián Montero

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